Según el medio, que tiene como fuente la web de la compañía de refrescos, las botellas de hielo se fabrican con moldes de silicona que se llenan con agua microfiltrada, que se congela a -25 grados centígrados. Una vez se bebe el líquido, la botella se derrite. Adicionalmente, cada unidad viene con una banda de caucho roja, que a la vez sirve como brazalete, que permite sostener la helada combinación. Lo bueno de la idea es que es ambientalmente amigable, porque no queda más residuo que el agua (o quizá ni eso, algunos proceden a comerse la botella). Lo malo es que, como lo apunta ABC News, todo el proceso requiere de mucha refrigeración extra, lo que cancelaría tal beneficio.
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